jueves, 7 de mayo de 2009

El retrato de Juan.


Maracay, Estado Aragua. Año 2009.
Lo que sucedió vale la pena ser contado.



En una de esas tantas casas de la ciudad, que suele ser maltratada por las altas temperaturas, convivieron Juan y Margarita. Una pareja que sin traer hijos al mundo, mantuvo un vinculo matrimonial, que literalmente duró hasta que la muerte los separara.

El señor Juan, era en vida, amante de las historias y los relatos sorprendentes, fue siempre amable, jugador y bromista por naturaleza. Su intuición permitía que tuviera amplios conocimientos en diversas áreas, a pesar de no ser un hombre de titulos académicos.

El pequeño negocio que entre ambos mantuvieron en aquella casa les bastaba para cubrir todas sus necesidades. Era una vida tranquila, sin lujos y sin austeridad.

Una de las pasiones de Juan fue el arte, en especial la pintura. Y aunque no llevó a cabo ninguna obra de arte en especial, si era fiel comprador de cuanto buen cuadro captara su interés.

Fue en cierta ocasión, cuando pasó por su casa un hombre canoso, de cejas negras. Usaba el bigote bien afeitado y sus manos parecian siempre muy limpias. Aquel hombre era un pintor que ofrecía bonitos cuadros a buen precio. Sus obras, fueron del agrado del señor Juan, compró algunas y entabló amistad con aquel pintor forastero.

Beber unas cuantas cervezas, para pasar tanto calor, y charlar durante la tarde pareció una repentina costumbre, cada vez que el pintor canoso pasaba por en frente de la casa de Juan y Margarita.

No obstante, parecía que los lapsos de tiempo entre visita y visita fueron haciendose más largos, incluso hasta meses transcurrían sin que se supiera algo del paradero de aquel. La última aparición que Juan recordaría resultó ser particularmente especial.

Aquel pintor , llegó con un extravagante cuadro, un retrato del mismísimo Juan en persona.

Era sin lugar a dudas, un valioso presente para Juan, en él, salía su rostro finamente retratado, adornado por un sombrero entre el azul y el verde y una expresión seria, pero elegante. Le estuvo agradecido infinitamente y esperó a que volviera a pasar en una proxima ocasión. Pero los días pasaron, y pasaron, hasta que años transcurrieron, y los dos esposos dejaron incluso de pensar enuna posible llegada del fortuito amigo.

Lo insólito de esta historia ocurrió luego del fallecimiento de mi amigo Juan, victima de un funesto cáncer.

Las hermanas del difunto, volvieron a la casa para recoger algunas pertenencias. Interesadas quedaron, en los bonitos cuadros que en vida había coleccionado. La viuda Margarita triste aún por la perdida, concedió en entregar todos los cuadros, excepto uno, el retrato de Juan. Que finalmente colocó en una pared del recibo de la casa.

Luego de varios dias y estando sola nuevamente, se levanta Margarita de su cama para arrancar el quehacer diario, cuando al entrar en la sala se topa con una última sorpresa.

El retrato de Juan, está totalmente en blanco. Ninguna persona aparece en él.


escrito por:
A.J. FLORES.
08042009

1 comentario:

  1. recorcholis primo demasiado fino este cuento, de pana paso eso?,no me sabia esa historia!!!

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